
Quino fue un creador extraordinario. Tal fue su ingenio que sus personajes han llegado al día de hoy con la misma imagen, frescura y espontaneidad con que nacieron.
La Casa de las Américas, que contó con la amistad de Quino por muchos años, decidió abrir la Colección Ajolote -dedicada a la historieta- cuando Mafalda cumplió 50 años. Pero desde mucho antes Quino había cedido sus derechos para que en Cuba se conociera su ingenio desde una edición de la Casa. En 1986 apareció Mundo Quino, con prólogo de Héctor Zumbado y una selección de tiras de humor gráfico, crítico, como sólo él sabía hacerlo. En 2015, su generosidad posibilitó que dos jóvenes que crecieron y conviven con esos niños tremendos que son Mafalda y sus ocurrentes amigos hicieran una selección de sus historietas para que quedaran recogidas en otra edición de la Casa.
Joaquín Lavado, Quino, nació en Mendoza, Argentina, en 1932. El humor gráfico fue su profesión por más de sesenta años. A mediados de la década del cincuenta publicó sus trabajos iniciales en el semanario Esto es, y en 1963 apareció su primer libro: Mundo Quino. Fue Mafalda, sin embargo, quien lo consagraría universalmente. Junto al dibujante y animador cubano Juan Padrón produjo una serie de cortometrajes titulada Quinoscopio y otra basada en su más célebre personaje. En 1998 el gobierno de la ciudad de Buenos Aires le entregó el título «Maestro de Arte».
Otros libros suyos son: A mí no me grite (1972), Yo que usted… (1973), Bien gracias, ¿y usted? (1976), Hombres de bolsillo (1977), Gente en su sitio (1979), Ni arte ni parte (1986), Déjenme inventar (1983), Quinoterapia (1985), Potentes, prepotentes e impotentes (1989), De senectute (1993), ¡Yo no fui! (1993) y ¡Qué mala es la gente! (1996).
Hoy Quino dice adiós. A los que crecimos mirando el mundo a través de sus ojos nos acompañarán siempre sus ingeniosos personajes y a través de ellos estarán también su gran sonrisa y esa mirada tan suya, aguda, pícara, siempre franca.