Con motivo de la conmemoración del centenario del nacimiento de Haydee Santamaría, fundadora de la Casa de las Américas, estaremos publicando periódicamente en La Ventana testimonios, documentos, entrevistas, entre otros materiales, que nos permitirán conocerla mejor, con mayor justeza, desde los recuerdos de quienes «tuvieron el privilegio de su cercanía», así como desde sus propias palabras.

Cómo empezar a escribir de quien tanto hay que decir, cómo enumerar las cosas grandes y pequeñas de ella sin omitir las más sobresalientes.
Al cumplirse cinco años de su desaparición física, podemos empezar diciendo de su incorporación al Movimiento; de sus virtudes como combatiente, compañera, novia, hermana, mujer; de su participación en el Moncada, de su estadía en la cárcel; como dirigente en la clandestinidad; de su vida en la Sierra; de sus condiciones como luchadora hasta el triunfo de la Revolución, y después, en todos estos años del quehacer diario, como triunfadora y madre, para ocupar sin quererlo una página de gloria en el libro de la historia.
Con su labor al frente de la Casa de las Américas, hizo un aporte excepcional a la amistad, a la solidaridad, a la cultura y al desarrollo de inquebrantables lazos entre Cuba y sus hermanos de la América Latina, el Caribe y otras partes del mundo.
Más no pudo dar en vida sin nadie pedirle que diera, para que al final, agravado su estado tanto físico como síquico, perdido el dominio sobre sí, entregara, por amor, lo único que le quedaba por ofrendar: su propia vida
Así la recordamos siempre, como heroína, como combatiente, como constructora de nuestra patria socialista.
*Testimonio publicado en la revista Casa de las Américas, número 150, mayo-junio, 1985. Otra versión de estas palabras están recogidas en el disco Palabra de esta América. Homenaje a una Heroína de la Patria. Hayde Santamaría. Testimonios y Poemas. Casa de las Américas con el título «Así la recordaremos siempre».
