Por: Ana Niria Albo

Todo discurso es social y por tanto acarrea una ideología determinada. Mikhail Bakhtin (Marxism and the Philosophy of Language) sostiene la imposibilidad de un discurso objetivo, en tanto objetividad sea similar a neutralidad. Las palabras para este teórico de la retórica participan de la construcción social de la realidad. Lo que se dice o escribe forma parte de la construcción de nuestras perspectivas del mundo, de nuestro sistema de creencias y por tanto articulamos una posición, elegimos un punto de vista (9).
Por otra parte, Bakhtin señala conexiones entre la teoría de la retórica y la perspectiva sociológica. Todo lo que decimos o escribimos está marcado o influenciado por los significados y las intenciones de muchas otras personas e instituciones a través de nosotros. Esta perspectiva podría ser el camino para entender las nuevas formas de ejercer y construir la política en Alexandria Ocasio Cortez (AOC).
Cuando el primer presidente afrodescendiente tomó posesión de la Casa Blanca, se inició un periodo en el que la esperanza de un Estados Unidos multicultural y el rescate del American Dream, volvieron a considerarse como parte de la nación. En 2011, Michael Lacy y Kent Ono en su texto Critical Rhetorics of Race argumentaron que precisamente el momento de la llegada al poder de Obama indica el inicio, no solo de una nueva narrativa de “inclusión racial” en el discurso, sino que a la par, reestableció la vieja narrativa de enfrentamiento al legado de la supremacía blanca. El presidente representaba en sí mismo el binarismo racial que se atribuye a la nación. Para las comunidades migrantes y, en general, para los denominados “people of color[1]”, la definición racial se convierte en un significante relevante, mientras que lo WASP elude todo reconocimiento, como si no hiciera falta.
En 2019, la televisión cubana mostraba un documental sobre cuatro mujeres que pretendían desafiar el stablishment estadounidense para entrar en el Capitolio. Alexandria Ocasio-Cortez (AOC), Paula Jean Swearengin, Amy Vilela y Cori Bus, una afroamericana, una marxista, una luchadora medioambiental de Virginia Occidental y una latina de origen puertorriqueño son las protagonistas. A la conquista del Congreso, ilustra el contexto en el que Alexandria Ocasio Cortez (AOC), la congresista más joven en la historia de esa nación norteña, realiza toda su campaña y su llegada al Congreso de los Estados Unidos.
Se trata de un momento bien particular en la historia reciente de los Estados Unidos. En primer lugar, hay una evidente crisis de representatividad de la democracia expresada en el propio viraje electivo del país de un presidente aparentemente disruptivo en sus narraciones y su retórica políticas hacia otro ultra conservador en sus contenidos, aunque sus formas discursivas parecieran no tener normas que seguir. Muchos de aquellos que habían sentido el reverdecimiento del American Dream con Obama, lo ven tambalearse ante la llegada de Trump. La gente siente que el poder no está en sus manos, que sus líderes no les están correspondiendo y que las verdaderas problemáticas no se están llevando al sitio de discusión. El congreso se atisba lleno de políticos que se sienten impunes y hacen y deshacen a su antojo en relación con mover influencias y dineros.

Ese documental culmina con un happy ending: AOC ha logrado vencer a su oponente en una carrera que parecía imposible. Y como si el American Dream no fuera una falacia, ella repite algo que su padre le decía de niña: “todo esto es nuestro, todo esto nos pertenece”. Por ese instante pareciera que estamos ante una muy buena versión de un cuento de hadas. La realidad desde ese momento ha sido otra cosa: con una agenda en la cual el cambio climático, los temas relacionados con el sistema de salud, educación, y una ética fuera de lo tradicional para el lobby estadounidense, AOC es amada por sus más de 13 millones de seguidores[2] en Twitter, y odiada y vilipendiada por una derecha ultraconservadora que no concibe sus propuestas, sus maneras y sus alianzas con gente tan de la izquierda estadounidense como Bernie Sanders. La carrera maratónica de AOC está plagada de “nuevas formas” de hacer política en ese territorio del Norte que intentaremos identificar y analizar. Sin embargo, no se trata de un hecho fortuito sino que apunta a una clara reacción, no solo a la llegada a la Casa Blanca de Mr. Naranja, sino a todo el descalabro político que vive los Estados Unidos.
Si de uso interesante de la retórica y el discurso se trata, lo primero a señalar de AOC es la personalización de la política que se percibe no solo en su running por el Congreso si no en su sostenido hacer político. AOC es un fenómeno de redes sociales, particularmente de Twitter y ha logrado en un momento de marcada crisis del Partido Demócrata, sustituir el nosotros por el uso del yo como inminente y necesario.
Un reciente estudio del MIT Sloan Review (2019) menciona como la comunicación de las compañías comerciales se ha ido transformando a primera persona del singular (yo) y se ha abandonado la primera persona del plural (nosotros). El servicio al cliente en emails, llamadas telefónicas, chats, entre otros medios, pasó de asumir una identidad colectiva como empresa, a una identidad individual. “Yo estoy aquí para servirle” en vez de “estamos aquí para servirle”. El marketing político comenzó adaptando técnicas del marketing corporativo, comercial (Sifre).
El caso de los Estados Unidos es bien interesante en este sentido. Desde la elección de Obama se ha venido operando esta personalización que aparentemente va en contra de todo presupuesto político original. La nación norteña basa su funcionamiento político en el multipartidismo. Siempre ha visto la personalización de la política con determinadas sospechas por su aparente carácter dictatorial. Sin embargo, desde el ascenso de las redes sociales y la ciberprensa, la necesidad de personalizar el proceso político ha sido imperiosa. Cualquier ciudadano es potencialmente productor de información. Twitter, Facebook, Instagram y YouTube han simplificado la posibilidad de difundir. Por un lado, los nuevos intermediarios son mundiales, instantáneos y permanentes y, por el otro, manejan un cúmulo de información en relación a los usuarios que los hace atractivos para cualquier campaña política. En este contexto, las nuevas formas de hacer política desde los medios han mostrado capacidades elevadas de movilización de votantes.
El caso de AOC es singular frente al de Obama y al del propio Trump (siendo ambos sujetos de personalización de la política). Ella decidió obviar su origen político socialdemócrata y enfocarse en su identidad individual desde el storytelling y el storydoing. Se trata de narrativas bastante personales en las que la historia de vida se convierte en una herramienta poderosa. Y la verdad es que en esta historia de AOC no había que esforzarse mucho; demográficamente ella es bastante similar a sus votantes. En el Distrito 14 de Nueva York según el US Census Bureau, en 2017 el 47.5% de la población se consideraba hispana y un 75% no se reconocía blanca. Mientras que en términos de edad se situaban claramente de 24 a 55 años con una media de 38 años. Alexandria Ocasio-Cortez al momento eleccionario era una joven de 28 años de madre puertorriqueña y padre nacido en el Bronx.
Por otra parte, se trata de campañas políticas en las que el financiamiento no es el centro de la cuestión. De hecho, la descripción de AOC en Twitter lo dice claramente: “In a modern, moral, & wealthy society, no American should be too poor to live. 100 % People-Funded, no lobbyist”. En su cuenta en español: “Ningún estadounidense debe ser demasiado pobre para vivir. 100 % financiada por el pueblo, no por los cabilderos”. Después de más de un año de trabajo, incluyendo entre otras cosas unas 170.000 llamadas telefónicas y unas 120.000 visitas a domicilios, Alexandria se convirtió en la mujer más joven elegida para el Congreso y venció a Joe Crowley en las elecciones congresionales de 2018 con una victoria inesperada.
Justo tras ganar, el perfil de Instagram de AOC se plagó de historias en las que se le podía ver cocinando, trasplantando plantas, tocando puerta a puerta para hablar con sus electores y realizando encuestas constantemente, una herramienta que tiene esta red. Al cierre de cada año realiza videos de rendición de cuenta de su labor para cumplir su agenda. Una agenda política plagada de acciones medioambientalistas, sin dudas hacia donde más dirige sus esfuerzos pues trata que se apruebe el Green New Deal, pero también con caminos dirigidos hacia la salud (fue de las que más hizo por la ampliación del sistema de salud en relación a las vacunas anti COVID durante el 2020 y el 2021) (AOC), los temas migratorios y de asistencia social dirigido a las familias migrantes, los programas de reducción de la violencia, de alfabetización, su lucha perpetua en función de legalizar y apoyar el aborto como un derecho. Muchas de estas nociones la vinculan con varias plataformas progresistas dentro de los demócratas del país del Norte (Lana).
Otra de las formas que vinculan a Ocasio Cortez, aparentemente, con nuevas formas de hacer la política tienen que ver con su ejercicio junto al pueblo en función de la toma del espacio público. La huelga, la protesta y la desobediencia civil parecen ser sus armas para apoyar a aquellos que representa. Esa bipolaridad en su accionar (lo mismo se viste de saco e intenta promover leyes en el Congreso, que sale en una protesta contra la Ley antiaborto como la del 19 de julio del pasado año en la que fue arrestada (Bloomberg)) la vuelven una especie de paradigma en su hacer como hace muy poco señalara Annielle Franco, ministra de Igualdad Racial de Brasil en su cuenta en Twitter.
Por otra parte, como millennial, Alexandria Ocasio-Cortez, entre sus connotaciones políticas, ha tenido la de utilizar públicamente la denominación Latinxs. Se trata de una denominación mayormente utilizada en círculos sociales progresistas, universidades, espacios de amplio activismo social en los que hay un reconocimiento de la interseccionalidad, pues esta distingue la diversidad de identidades de género al interior de la identidad latina.
Mucha es la polémica en torno al uso de esta reciente denominación de la población de origen latinoamericano y/o caribeño en los EE.UU. Las comunidades históricas como los chicanos y sus líderes hablan de conspiraciones capitalistas para desaparecer la historia latina/chicana, otros simplemente se amparan ante la idea de que es muy poco usado. El Pew Research Center en 2020 realizó una encuesta nacional en la que resultó que solo el 25 por ciento de la población había oído el término, mientras que solo el tres por ciento de la población latina parece usarlo. Aunque el lugar común de identificación parece seguir siendo Hispanics, Latinos, más de 15 años de encuestas del Pew Reasearch Hispanic Center siguen demostrando que las identidades nacionales son las identidades preferidas, aun cuando los cruces con ser negro(a) e indígena, también. (Luis Noe-Bustamante)
Precisamente, AOC en el último año ha dedicado tiempo al tema de promover información segura en español. Wasapea con AOC es el primer programa político en español que utiliza Wasap como plataforma de información. Y como si devolviera lo que hicieron por ella en Justice for Democrats se enfrascó en reclutar a 1.3 millones de candidatos demócratas para el MIDTERM, a la par que apoyaba a la representante Nidia Velázquez a pasar el Puerto Rico Act, en el que se solicita que la propia población boricua decida su futuro.
ALGUNAS IDEAS CONCLUSIVAS
Lo que pudiera ser entendido como un algo aislado, en el caso de AOC realmente forma parte de un fenómeno casi mundial de búsqueda de autenticidad política, en un momento de crisis real de la relación de los públicos con sus representantes políticos. Lo que tal vez hace a AOC singular es, por un lado, su agenda política (marcadamente hacia la izquierda estadounidense, con sus peculiaridades), y por el otro las formas en las que esa agenda se expresa. El uso de sus iniciales ya constituye objeto de estudio por medios de comunicación especializados en Branding, pues se trata de colores, tipografías y formas bastantes disruptivas si de uso de imagen para la política se trata (García).
Aunque aún creo que otro orden mundial es posible, mi pasión no me ciega y admito que todo esto que mi sentipensar expone en relación a AOC me obligan también a pensar en ese dicho de que “un solo palo no hace el monte” y que AOC no es perfecta. Está formada en relaciones internacionales dentro de un esquema en el que América Latina pareciera a veces no figurar y cuando lo hace, sostiene posturas tradicionalistas nada coherentes con sus discursos sobre otredad y justicia. Sí, luchar por toda la justicia posible implica un poco más. Ahora, de que AOC constituye un elemento diferenciador de la política, sin dudas. No por gusto, forma parte de ese grupo de mujeres denominado The Squad, conformado inicialmente por Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar, Ayanna Pressley y Rashida Tlaib (Cerqueira-Sobrino). A nivel conceptual The Squad es un pequeño grupo militar organizado bajo un esfuerzo u objetivo conjunto, aunque también proviene del mundo cultural del hip hop en el cual implica identidad y solidaridad.
Estos elementos son importantes para referirse a la política de Alexandra. Hablan de su constante sororidad y de su conexión con los outsiders, con los marginados. Sus compinches políticas son mujeres, como ella por lo general provenientes de “minorías” cercanas a nuevos movimientos sociales y alejadas de los mandatos partidistas tradicionales. En última instancia, se trata de alguien que intenta transformar, crear y de hacer un poco más justa la vida en el territorio del Norte. Cree en la posibilidad de hacerlo desde abajo y ya eso es notable. Pareciera como diría Roberto Fernández Retamar que Caliban intenta tomar el sueño americano.
Citas
21th victories for 2021. Dir. Team AOC. Perf. AOC. 2021. Twitter.
Bakhtin, Mikhail. Marxism and the Philosophy of Language. Ed. L. Matejka and I. R. Titunik. New York: Seminar Press, 1973.
Bloomberg. «Arrestada la congresista Alexandria Ocasio- Cortez en medio de una protesta a favor del aborto.» El País 19 Julio 2022.
Cerqueira-Sobrino, Alejandro. «ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ Y TWITCH: EL USO DE NUEVAS PLATAFORMAS PARA INTERACTUAR CON AUDIENCIAS EN CONTEXTOS PROPAGANDÍSTICOS.» TSN 10 (2020).
García, M. «Esta es la campaña que ha llevado a una millennial a una victoria histórica en la política neo- yorkina.» Brandemia (2018).
Lana, Nagore. El tratamiento mediático del género y etnicidad en la política estadounidense El caso de Alexandria Ocasio-Cortez . Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2020.
Luis Noe-Bustamante, Lauren Mora y Mark Hugo Lopez. «About One-in-Four US.Hispanics Have Heard of Latinx, but Just 3% Use it.» 11 agosto 2020. pewresearch.org. <https://www.pewresearch.org/hispanics/2020/08/11/aboout-one-in-four-u-s-hispanics-have-heard-of-latinx-but-just-3-use-it/>.
Ono y Kent, Michael G. Lacy y Kent A. Critical Rhetorics of Race. New York: NEW YORK UNIVERSITY PRESS, 2011.
Sifre, Enrique E. Cárdenas. «La personalización de la política y el caso de Alexandria Ocasio Cortez.» Revista del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales (2019).
[1] Concepto que se utiliza para definir a todas las poblaciones que dentro de los Estados Unidos se distinguen por no reconocerse bajo la identidad WASP (White, Anglosaxon, Protestan). Ha sido una identificación social y de lucha política.
[2] El 16 de febrero de 2023 había alcanzado los 13 477791 seguidores en esta red social desde su cuenta y en la en Español 59 084.