Edmundo Desnoes || El amor y la muerte es el tema de «Hiroshima, mi amor». Lo primero que vemos en la pantalla es un brazo y un pedazo de espalda desnuda. La textura de la piel es granulosa: no sabemos si los cuerpos están sudados por la intensidad del amor o si son víctimas mutiladas de la explosión del hongo atómico. La cámara se regodea por unos minutos en las formas extrañas que toman los cuerpos abrazados en la penumbra de una habitación. En la cama están hablando una mujer francesa y un hombre japonés.
