Aurelio Alonso || El regreso de Lula a Planalto, un reto sin precedentes, navegando entre las turbulencias políticas de una institucionalidad cuya corrupción sistémica permitió incluso encarcelarlo de manera arbitraria por más de año y medio, es sin dudas una victoria que vuelve a abrirle a Brasil las puertas de un destino glorioso. Para su pueblo y para la América nuestra.
